INTERNACIONAL

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Ante el rechazo popular contra la propuesta, el Ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir anunció el aplazamiento, no la suspensión, de la controvertida reforma judicial de Benjamin Netanyahu.
Netanyahu, que está siendo juzgado por corrupción, y sus aliados en el gobierno más ortodoxo de la historia de Israel, son los impulsores de la reforma que, según críticos, «atenta contra el Estado de derecho».
La reforma prevista por el primer ministro Benjamin Netanyahu ha generado amplio rechazo nacional e internacional. Decenas de miles de israelíes se manifestaron este 27 de marzo frente al Parlamento israelí, mientras los trabajadores lanzaron una huelga nacional este lunes en una en una dramática escalada del movimiento de protesta masiva destinada a detener el plan del primer ministro Benjamin Netanyahu para reformar el poder judicial.
El caos paralizó gran parte del país y amenazó con paralizar la economía. Los vuelos procedentes del principal aeropuerto internacional sufrieron retrasos, grandes cadenas de centros comerciales y universidades cerraron sus puertas, y el mayor sindicato de Israel llamó a sus 800.000 afiliados a dejar de trabajar en la sanidad, el transporte, la banca y otros sectores.
Los diplomáticos abandonaron sus puestos de trabajo en las misiones extranjeras, y se esperaba que los gobiernos locales cerraran los centros preescolares y las escuelas. Así como también se esperaba que los gobiernos locales cerraran centros preescolares y recortaran otros servicios. El principal sindicato de médicos anunció que sus afiliados también irían a la huelga.
La creciente resistencia al plan de Netanyahu se produjo horas después que decenas de miles de personas salieran a las calles para protestar contra el plan. Miles de personas salieran a las calles de todo el país en una espontánea manifestación de ira tras la decisión del primer ministro de despedir a su ministro de Defensa después que éste pidiera frenar la revisión de la ley.
Al grito de «el país está en llamas», algunos manifestantes encendieron hogueras en la principal autopista de Tel Aviv, cerrando la vía principal autopista de Tel Aviv, clausurando las avenidas y muchas otras en todo el país durante horas.
Los manifestantes volvieron a concentrarse el lunes ante la Knesset, o Parlamento, convirtiendo las calles que rodean el edificio y el Tribunal Supremo en un mar de banderas israelíes azules y blancas salpicadas de pancartas del Orgullo Arco Iris. Grandes manifestaciones en Tel Aviv, Haifa y otras ciudades atrajeron a miles de personas más.
«Esta es la última oportunidad de detener este avance hacia una dictadura», dijo Matityahu Sperber, de 68 años, que se unió a un grupo de personas que se dirigían a la protesta frente a la Knesset.
No estaba claro cómo respondería Netanyahu a la creciente presión. Algunos miembros de su partido, el Likud, dijeron que apoyarían al primer ministro si hacía caso a las peticiones de detener la reforma. El plan impulsado por Netanyahu, que está siendo juzgado por corrupción, y sus aliados en el gobierno más ortodoxo de la historia de Israel.
Israel se encuentra en una de sus peores crisis internas. Ha desencadenado reacciones que han galvanizado a casi todos los sectores de la sociedad, incluido el ejército, donde los reservistas públicamente indicaron que no servirán a un país que vira hacia la hacia la autocracia.
El primer ministro Netanyahu, decidió el domingo cesar de su puesto al ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien el sábado había pedido públicamente la interrupción de la polémica reforma judicial impulsada por el Ejecutivo. La oficina de prensa del premier anunció por medio de un breve comunicado la decisión, sin ofrecer más detalles sobre la medida.
Las declaraciones de Gallant marcaron la primera expresión pública de un alto cargo del Ejecutivo, y del partido de Netanyahu, contra el avance de la reforma judicial, que ha desencadenado un fuerte movimiento de protesta en el país. La propuesta busca otorgar más poder al Ejecutivo en detrimento del Poder Judicial, y ha suscitado multitudinarias protestas en el país, y la crítica de Estados Unidos y Alemania, entre otros.
«Lo digo en voz alta y públicamente, por el bien del Estado de Israel y de nuestros hijos, debemos frenar este proceso legislativo», dijo Gallant durante una intervención televisada el sábado. «Necesitamos detener las manifestaciones y protestas, y buscar el diálogo. Cualquier cosa que dañe la fortaleza del Ejército y el sistema de seguridad debe detenerse de inmediato», agregó.
Las advertencias de Gallant se relacionan con el hecho de que cada vez son más los reservistas de las fuerzas armadas que se niegan a entrenar y a servir como protesta por la medida impulsada por el Ejecutivo de Netanyahu. El sábado más de 600.000 personas salieron a las calles para expresar su rechazo a la reforma.
Las declaraciones de Gallant fueron rápidamente apoyadas por dos parlamentarios del Likud, partido encabezado por Netanyahu, y rechazadas por otros miembros del Ejecutivo, incluyendo al ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir. La decisión de Netanyahu de despedir a Gallant suscitó la inmediata convocatoria a nuevas manifestaciones.
El cese del ministro fue rechazado también por el ex primer ministro y actual líder de la oposición, Yair Lapid, quien dijo que esta medida «daña la seguridad nacional». Gallant, en tanto, reaccionó señalando que la seguridad de Israel ha sido siempre la misión de su vida.
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