Histórico encuentro saudí con rebeldes hutíes

INTERNACIONAL

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Príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, involucrado en el conflicto yemení / Foto: World Tourism Organization (UNWTO)

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Es la primera visita a Saná en ocho años de negociadores de Arabia Saudí y llega en paralelo a los esfuerzos de pacificación desde Naciones Unidas y del intercambio de prisioneros realizado ayer.

Una delegación saudí llegó a Saná para mantener conversaciones de paz de forma directa con los hutíes chiíes de Yemen, en la primera visita de este tipo desde que Riad intervino en el conflicto bélico yemení, en 2015, informaron este domingo (09.04.2023) fuentes próximas al grupo rebelde. La delegación aterrizó anoche en la capital yemení, poco después de la llegada también a la ciudad de una misión de mediadores omaníes, y después de que los hutíes anunciaran el intercambio de 13 prisioneros yemeníes y un saudí (en la imagen) en un aparente signo de avance en las conversaciones.

Los saudíes y los mediadores omaníes permanecerán varios días en Saná, donde serán recibidos por el jefe del Consejo Político Supremo de los hutíes, Mahdi al Mashat, para abordar «el levantamiento del bloqueo» impuesto por Arabia Saudí sobre las zonas controladas por los hutíes, dijo hoy la agencia de noticias yemení SABA.

Explicó que las partes conversarán también sobre «el fin de la agresión» de la coalición militar liderada por Arabia Saudí y «el pago de los salarios de los funcionarios con los ingresos del petróleo y el gas» que se producen en áreas controladas por el Gobierno yemení internacionalmente reconocido, añadió. La oficina de medios del gobierno saudí no respondió a las solicitudes de Reuters de comentarios sobre el intercambio de prisioneros y la visita de la delegación a Sanaa.

Analistas y medios árabes no descartan un importante avance en las negociaciones para resolver el conflicto bélico en el Yemen desde que Arabia Saudí e Irán, las principales potencias suníes y chiíes de Oriente Medio, anunciaran en marzo un acuerdo, con la mediación de China, para restablecer sus relaciones diplomáticas, rotas desde 2016. Precisamente Irán anunció hoy el envío de una misión diplomática a Riad para reabrir su embajada, después que una delegación saudita llegara ayer a Teherán.

La noticia sorprendió a muchos observadores: tras años de rivalidad y enfrentamiento, Irán y Arabia Saudí quieren reorganizar su relación. El acercamiento entre ambos países suscita expectativas de mayores repercusiones regionales e internacionales. Al fin y al cabo, han estado o están enfrentados en varios frentes, al menos indirectamente y, a veces, en forma de guerras subsidiarias.

Durante años, ambos países han apoyado a partes enfrentadas en Siria y siguen haciéndolo todavía hoy en Yemen. En Irak, Líbano y Bahréin, están implicados en conflictos y compiten por la influencia, que Irán intenta ejercer a través de las minorías chiíes y sus organizaciones y partidos.

Pero ahora, esta situación parece haber llegado a su fin. Con el anuncio de que Arabia Saudita e Irán reanudarán sus relaciones diplomáticas, los dos principales adversarios del Golfo parecen querer abrir un nuevo capítulo en su tensa relación. Ambos tienen motivos para hacerlo, pues es evidente que las disputas entre las potencias regionales rivales les están perjudicando más que beneficiando, tanto política como económicamente.

Obviamente, esta conclusión no es nueva para ninguna de las partes. Sebastian Sons, experto en Arabia Saudí del think tank Carpo, con sede en Bonn, recuerda que los representantes de Teherán y Riad ya llevaban dos años negociando entre bastidores.

Es cierto que la desconfianza del reino saudí hacia Irán sigue siendo muy grande. «Pero esto es precisamente lo que empuja a los dirigentes del Estado a llegar a un acuerdo con Teherán. Un acuerdo es la máxima prioridad para el Reino», explica Sons a DW.

Teherán parece tener una opinión similar. El acuerdo es, sin duda, «un éxito» para la diplomacia de la República Islámica de Irán, afirma Marcus Schneider, director del proyecto regional para la paz y la seguridad en Oriente Medio de la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung en Beirut, en entrevista con DW. Es un paso fuera del aislamiento internacional para el régimen en un momento en que las relaciones con Occidente están cayendo de un punto bajo a otro.

El régimen de Teherán ha apaciguado ahora esta situación, al menos en parte. También ayuda el hecho de que las negociaciones fueran moderadas por China, en un momento en que las relaciones de Pekín con toda una serie de gobiernos occidentales están sometidas a considerables tensiones: por el supuesto espionaje, por las amenazas contra Taiwán, por su proximidad a la beligerante Rusia.

Gracias al acercamiento entre Arabia Saudita e Irán, «China se ha establecido como gran potencia mediadora en Oriente Próximo», afirma Schneider. «Sirve así a los intereses de Teherán de expulsar a Estados Unidos de la región o, al menos, de reducir su influencia».

Otro artículo de interés: Irán y Arabia Saudí mejoran relación

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