INTERNACIONAL

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Los ministros de Energía y Medio Ambiente del G7, reunidos en la ciudad japonesa de Sapporo, se marcaron este domingo el objetivo de reducir las emisiones de CO₂ de todos sus vehículos al menos en un 50 % para 2035 (respecto a los niveles del año 2000).
Los ministros del G7, en las reuniones preparatorias para la cumbre de los próximos 19 a 21 de mayo en Hiroshima, se comprometieron también a abandonar los combustibles fósiles más rápido e instaron a otros países a hacer lo mismo, pero no acordaron ningún nuevo plazo para poner fin a las fuentes de energía contaminantes como el carbón.
Aunque el lenguaje empleado en la declaración final refleja la profundidad de los desacuerdos en el grupo de las naciones más industrializadas, con el anfitrión, Japón, liderando un rechazo contra las propuestas más ambiciosas discutidas, la ministra francesa de Transición Energética, Agnes Pannier-Runacher, dijo que la redacción de «eliminación gradual» era, sin embargo, un «fuerte paso adelante» antes de las cumbres del G20 en septiembre en Nueva Delhi y la COP28 que tendrá lugar a finales de año en Dubái.
La reducción de emisiones de los vehículos se enmarca en el objetivo global de alcanzar las emisiones netas cero del sector del motor para 2050, lo que requerirá acciones claves en la industria de todos los países, incluyendo las medidas ya aplicadas por los miembros del G7 para lograr que el 100 % de las ventas de nuevos vehículos de pasajeros sean modelos sin emisiones para 2035.
Para lograrlo, se comprometen a cooperar en los trabajos para desarrollar infraestructuras de producción de vehículos eléctricos, así como sistemas de carga, además del apoyo de combustibles neutros en emisiones, según la declaración conjunta. Otras medidas mencionadas son los esfuerzos para «armonizar métodos que garanticen el suministro de materiales para baterías», y para apoyar el reciclaje de estos dispositivos de almacenamiento energético
La ministra alemana de Medio Ambiente, Steffi Lemke, dijo en una rueda de prensa tras la firma del documento que «no es un secreto que los diferentes países del G7 tienen diferentes opiniones con respecto a la energía nuclear». El Gobierno alemán, que ayer desconectó sus últimas centrales nucleares, criticó en Sapporo el compromiso del grupo para alcanzar «cada uno a su propio ritmo» una sociedad libre de combustibles fósiles, que incluye la dependencia de la energía nuclear.
El documento firmado por los países del grupo dice que «los países que optan por utilizar la energía nuclear reconocen su potencial para proporcionar energía baja en carbono asequible que pueda reducir la dependencia de los combustibles fósiles, para abordar la crisis climática y garantizar la seguridad energética mundial». El texto destaca que estos países se comprometerían a «maximizar el uso de los reactores actuales de forma segura y eficiente y al avance de una operación segura a largo plazo», siendo Japón, el anfitrión del encuentro, el país que más ha abogado por este punto.
Otro punto de desacuerdo es el vertido al mar del agua contaminada y tratada que se acumula en la central nuclear de Fukushima. «Tenemos un respeto profundo por los esfuerzos del Gobierno japonés, pero no podemos dar la bienvenida al vertido de estas aguas», dijo Lemke. El texto firmado hoy también hace referencia a este vertido y asegura que se llevará a cabo «de conformidad con las normas de seguridad y el derecho internacional sin causar daño a los seres humanos y al medioambiente».
La Unión Europea aprobó de manera definitiva la ley que prohibirá a partir de 2035 las ventas en territorio comunitario de todos los nuevos coches y furgonetas que emitan CO₂, tras semanas de tensiones de última hora por el bloqueo sorpresa de Alemania. La ley de la UE exigirá que todos los automóviles nuevos vendidos tengan cero emisiones a partir de 2035 y un 55 % menos de emisiones de CO₂ a partir de 2030 en comparación con los niveles de 2021.
Los objetivos están diseñados para impulsar la rápida descarbonización de las flotas de automóviles nuevos en Europa. La delegación de Suecia (que ejerce la presidencia rotativa del Consejo de la UE) informó que el nuevo acuerdo iba a ser incluido en la agenda de reunión de ministros de Energía de la UE para su adopción formal. Estos aprobaron la ley con 23 votos a favor, las abstenciones de Rumanía, Bulgaria e Italia y el voto en contra de Polonia. Alemania votó a favor, después que la Comisión Europea (CE) y Berlín llegaran a un acuerdo este fin de semana.
«No cambia el texto acordado con el Parlamento Europeo» sino que «aporta detalles sobre los pasos siguientes en la aplicación del reglamento» para incorporar los combustibles sintéticos o «e-fuels» a la normativa comunitaria, resumió la comisaria europea de Energía, Kadri Simson. Estos son combustibles artificiales ─y prohibitivamente caros en la actualidad─ que se producen a partir de hidrógeno verde y dióxido de carbono, pero resultan climáticamente neutrales porque sólo emiten el CO₂ previamente capturado y pueden usarse en vehículos con motor de combustión.
Los «e-fuels» ya aparecían mencionados en el texto negociado, a petición de Alemania e Italia, pero la Comisión se daba hasta 2026 para volver a retomar la cuestión y dejar en ese lapso de tiempo que evolucione esa tecnología. Italia, de hecho, considera que la interpretación adoptada respecto a los «e-fuels» es «muy restrictiva» y ha pedido que la Comisión incluya los biocarburates (obtenidos a partir de biomasa vegetal) en los siguientes pasos legislativos que emprenda para buscar hueco a los combustibles sintéticos.
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