Nuevo billete argentino para enfrentar inflación

ARGENTINA

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Foto: Banco Central de la República Argentina*

Lectura: 5 minutos

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) puso este lunes en circulación el nuevo billete de 2.000 pesos (8,2 dólares/7,5 euros) de curso legal ante la necesidad de papel moneda de mayor denominación debido a la aceleración de la inflación, con un IPC que en abril se situó un 108,8 % por encima del del mismo mes del año anterior.

Según informó el BCRA en un comunicado, el billete será distribuido progresivamente a través de la red de sucursales bancarias a todo el país. «Mientras avanza el proceso de digitalización de los pagos, este billete de mayor denominación permitirá mejorar el funcionamiento de los cajeros automáticos y al mismo tiempo optimizar el traslado del efectivo», explicó la institución.

La medida, anunciada en febrero, ha sido aplaudida con sorna por la prensa local. Un artículo de opinión de Clarín lamenta que en estos tres meses, esos nuevos billetes anunciados ya se han depreciado por la inflación, y agrega que reflejan «varios desaciertos del kirchnerismo: se ejecuta tarde y a medias». Pero niega que se pueda considerar un «detalle» sin importancia, sino todo lo contrario: «que salga a la calle un billete del doble de la máxima denominación actual, y todos sepan de antemano que sólo agrega algo de humo al incendio, da una acabada idea de la gravedad del problema», concluye.

Ya durante el mandato de Mauricio Macri (2015-2019), la depreciación del peso obligó al Banco Central a incorporar billetes más altos que los de 100 pesos, que durante años fueron los de más alto valor. Desde noviembre de 2017, el billete de mayor denominación era el de 1.000 pesos, que en ese momento, aún sin ningún tipo de restricciones a la compra de divisa estadounidense, equivalían a poco más de 57 dólares.

Pero actualmente ese billete solo representa 4,1 dólares (3,7 euros) al cambio oficial y 2 dólares en el paralelo. Los vaivenes cambiarios y la emisión monetaria para financiar al fisco hacen que cada año Argentina suba un escalón en el nivel de inflación, que golpea especialmente a los más pobres: en 2017, el aumento del índice de precios al consumidor fue del 24,8%; en 2018, del 47,6%; en 2019, del 53,8%; en 2020, del 36,1%; en 2021, del 50,9 % y en 2022, del 94,8%.

Después de Zimbabue, Argentina tiene la mayor tasa de interés del mundo. El 150 por ciento que pagan los bancos del país africano por los dineros depositados en sus fondos deja ridiculizada a la Tasa Nominal Anual (TNA) del 97 por ciento (8,08 mensual) que ostenta el país sudamericano desde este lunes, 15 de mayo. Pero, más allá de los registros para las estadísticas, lo cierto es que todo esto muestra que la economía en Argentina pasa por momentos delicados.

«La nominalidad de la economía está cada vez más alta y la tasa real sigue siendo negativa, porque la tasa de interés sube a un 8 por ciento nominal mensual y la tasa de inflación de abril fue del 8,4 por ciento. En resumen, el Banco Central corre detrás de la inflación y se adapta a la nueva nominalidad», dice a DW Martín Tetaz, economista y diputado nacional de la Unión Cívica Radical por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hace tres semanas, la tasa era del 81 por ciento, hace dos del 91 por ciento y hoy bordea el 100 por ciento. «La suba de tasa es una respuesta a los números de la inflación, que no son los que el Gobierno esperaba y buscaba», explica a DW Leandro Mora Alfonsín, economista de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Con este incremento, dice el especialista, se intenta «incentivar depósitos y absorber circulante, en búsqueda de disuadir la dolarización de carteras».

Mora Alfonsín señala que el rompecabezas económico es muy complejo. «Si bien es una segunda suba en poco tiempo, la tasa de interés se encuentra por debajo del nivel de inflación aún. Esto responde a que los objetivos antes mencionados conviven con el objetivo de que no se resienta el nivel de actividad».

Con una moneda que ha perdido la mitad de su valor frente al euro en el último año y una inflación que en 2022 llegó al 94,8 por ciento ─y que en los cuatro primeros meses de este 2023 suma un 30,1 por ciento─, la economía argentina no tiene expectativas de mejora en el corto plazo.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) augura un crecimiento en 2023 del 0,2 por ciento, mientras que la deuda externa del país ascendía a fines de 2022 a casi 277 mil millones de dólares. Escasez de divisas, un dólar que tiene una decena de cotizaciones distintas y poca credibilidad en el mercado financiero aumentan el dolor de cabeza que supone manejar las finanzas del país sudamericano, una tarea que recae en las manos del ministro Sergio Massa.

*Imagen extraída del kit de prensa del Banco Central de la República Argentina

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