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Una calma tensa prevalece en la capital de Sudán, Jartum, el lunes tras la reciente entrada en vigor del nuevo alto el fuego de siete días, mediado por Arabia Saudí y Estados Unidos, entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Según el parte diario publicado por el Ejército, «las milicias rebeldes asaltaron hoy las sedes del Banco Islámico Faisal y del Banco Islámico Sudanés» y «ocuparon y causaron destrozos en el Hotel Corinthia».
Residentes en la capital sudanesa dijeron a EFE que desde el inicio de la tregua no se escucharon sonidos de aviones de combate o de nuevos bombardeos y explosiones, que caracterizaron el día a día en Jartum y otras ciudades sudanesas desde el inicio del conflicto el 15 de abril. Sin embargo, durante todo el día, la ONU registró «combates y movimientos de tropas». Y, hasta ahora, ha sido habitual que al llegar la noche los enfrentamientos se reduzcan.
Anteriormente, ninguna de las dos partes respetó las numerosas pausas alcanzadas con fines humanitarios, todas de tres días con excepción de la que finalizó el 11 de mayo, de una semana y auspiciada por Sudán del Sur. Esta vez, aseguraron Riad y Washington, habrá «un mecanismo de vigilancia del alto el fuego» con representantes de los dos bandos y de Estados Unidos y Arabia Saudita.
La nueva tregua, alcanzada en la noche del sábado en ciudad portuaria saudí de Yeda, prevé un alto el fuego de una semana de duración, durante la que las partes enfrentadas se comprometen a facilitar el flujo de ayuda humanitaria, proteger los civiles y restaurar las instituciones e instalaciones de servicios.
Nuevos combates estallaron el domingo en Jartum, la capital de Sudán, horas después que se anunciara una tregua de una semana, en medio de la lucha de poder entre el ejército y los paramilitares.
Los mediadores estadounidenses y sauditas precisaron que, tras dos semanas de negociaciones en Yeda, los bandos rivales llegaron a un acuerdo de alto al fuego «que entrará en vigor a las 09:45 p.m. de Jartum el 22 de mayo».
Desde que empezaron los combates el 15 de abril entre el ejército, dirigido por el general Abdel Fatah al Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), del general Mohamed Hamdan Daglo, cerca de 1.000 personas han muerto y más de un millón han tenido que abandonar sus casas.
La infraestructura de este país de África Oriental, uno de los más pobres del mundo, ha pagado un alto precio. Casi todos los hospitales de Jartum y Darfur ya no pueden operar y los médicos denuncian bombardeos a centros de salud.
La mayoría de los cinco millones de habitantes de la capital, encerrados en sus casas, no tienen agua ni electricidad, y los grupos humanitarios piden corredores para llevar víveres, medicamentos y combustible.
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