Represión frenó marcha por libertad en Cuba

INTERNACIONAL

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Ministro de Asuntos Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez / Foto: UN Geneva

Lectura: 7 minutos

El ministro de Asuntos Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, calificó como «operación fallida» la convocatoria la una marcha pacífica programada para el lunes, declarada ilegal por el gobierno comunista, en una intervención televisiva en directo.

Hasta la media tarde no se habían observado grupos de manifestantes en las calles de La Habana ni han circulado en la red vídeos de protestas importantes en otras ciudades del país, pese a que numerosos cubanos descontentos habían expresado su intención de salir en masa a reclamar por sus derechos cercenados desde 1959.

La capital registra una intensa presencia policial, con agentes uniformados y camuflados de civiles en casi todas las intersecciones y parques, mientras activistas opositores denunciaron detenciones, arrestos domiciliarios y otras intimidaciones como actos de repudio.

«Es un día festivo», afirmó el canciller sobre este 15 de noviembre, jornada de reapertura por completo al turismo tras la pandemia y los alumnos de primaria vuelven a las aulas después de casi 20 meses en casa.

Rodríguez aseguró que había una «tentativa de crear una imagen artificial totalmente ajena a lo que ocurre hoy en las calles».

Reiteró su acusación al Gobierno de EE. UU. de haber orquestado la campaña a favor de la Jornada Cívica por el Cambio, una iniciativa creada por un grupo de jóvenes cubanos descontentos con el sistema de partido único y economía centralizada vigente desde hace seis décadas.

Las autoridades denegaron la solicitud para llevar a cabo la marcha y amenazaron a sus convocantes con encerrarlos en prision si seguían adelante. En Cuba los derechos de huelga y manifestación raramente se contemplan fuera de las instituciones estatales y nunca se ha autorizado una marcha de opositores al Gobierno.

Los activistas no acataron la prohibición y los pasados días pidieron a los cubanos que salieran hoy a las calles vestidos de blanco, colgaran una sábana blanca en su ventana o publicaran contenidos «online» a favor de la iniciativa.

Finalmente, y salvo sorpresas de última hora, la convocatoria no ha tenido éxito y se ha observado un ambiente de relativa normalidad en las calles, donde el blanco más abundante ha sido el de los numerosos vehículos de policía que patrullaban las avenidas y calles de La Habana.

Numerosos opositores han denunciado que agentes del Departamento de Seguridad del Estado (la policía política cubana) les han impedido salir de sus casas y por eso no han podido manifestarse.

Además de los arrestos domiciliarios, los medios de comunicación independientes han recibido varios testimonios de cubanos críticos sin afiliación política que no han salido a reclamar sus derechos por miedo a represalias.

Algunos de ellos dicen haber recibido amenazas directas o que agentes del DSE les han sometido a interrogatorios en las pasadas semanas.

La convocatoria del 15N buscaba dar continuidad a las protestas espontáneas del 11 de julio, las mayores en décadas, fruto del descontento por la grave crisis, que ha traído escasez, colas e inflación, agravada con la pandemia, el embargo de EE. UU. y reformas económicas tardías y desatinadas.

La Casa Blanca denuncio la «intimidación» por parte del gobierno cubano la escasa participación en la jornada de protestas convocada en la isla por grupos opositores para este 15 de noviembre.

«Ante las pacíficas protestas planeadas para hoy, el régimen cubano desplegó, como era predecible, el abanico de las duras condenas de prisión, los arrestos esporádicos y las tácticas de intimidación, todo en un intento por silenciar la voz del pueblo cubano según claman por cambios», señaló el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jack Sullivan, en un comunicado.

Sullivan encomendó «el valor» de aquellos cubanos que, a pesar de todo, optaron por salir a las calles, lo cual contrastó con «las acciones del régimen cubano», el cual, según sostuvo, «falló en el respeto de los derechos civiles y políticos enumerados en la Declaración de Derechos Humanos».

«No hemos visto mucho en la calle. Claramente han estado trabajando en los días previos a esta [protesta] para intimidar a los cubanos a no salir a la calle y pedir mayores libertades», reconoció un alto funcionario del gobierno de Estados Unidos el lunes en una charla con periodistas.

El vocero del gobierno subrayó que EE. UU. apoya la capacidad de «todos los cubanos (…) para expresar sus aspiraciones para un mejor futuro de una manera pacífica y democrática».

El despliegue de fuerzas de seguridad del estado impidió la Marcha Cívica por el Cambio que convocara el proyecto Archipiélago y que fue prohibida por el gobierno cubano. La policía acordonó las viviendas de varios de los coordinadores del proyecto durante la jornada, cuando se esperaba una respuesta masiva de cubanos en las calles.

Organizaciones en pro de los derechos humanos también condenaron el bloqueo impuesto por el gobierno cubano para evitar las protestas. Cuba acusó a Estados Unidos de estar detrás de las protestas convocadas como una forma de desestabilizar su gobierno, algo que ha sido rechazado desde Washington.

La Casa Blanca ha instruido al Fondo para la Tecnología Abierta (OTF, por sus siglas en inglés), una organización financiada por el gobierno estadounidense que busca apoyar la libertad en internet, a incrementar la asistencia a tecnologías que permitan a los cubanos eludir los bloqueos de internet y mejorar el ancho de banda de su conexión.

Según informó el funcionario, EE. UU. ha estado realizando una evaluación sobre qué políticas o herramientas pueden servir para lograr su objetivo de garantizar o mejorar el acceso a internet en Cuba.

El funcionario no entró en detalles sobre qué tipo de herramientas o tecnologías está apoyando, ya que puede señalarlas «como un blanco fácil al régimen cubano para encontrar contramedidas para removerlas». Sin embargo, mencionó como opciones que han explorado el apoyar la «rápida expansión de las redes privadas VPN» que se usan en la isla.

El funcionario de la Casa Blanca también adelantó que el gobierno del presidente Joe Biden buscará conseguir más apoyo internacional para presionar a Cuba; en concreto, dijo que el presidente demócrata tocará el tema con los líderes de Canadá y México, Justin Trudeau y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente.

«Nos aseguraremos que estamos poniendo las peticiones del pueblo cubano al frente de nuestros acuerdos internacionales», señaló el funcionario.

Otro artículo de interés: Unión Europea sale en defensa de periodistas censurados en Cuba

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