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La Unión Europea anunció el jueves el rechazo a la fusión de dos gigantes astilleros surcoreanos continuando con una política severa respecto de la defensa de la competencia comercial.
El veto amenaza el futuro acceso al mercado europeo de la empresa fusionada.
A través de un comunicado oficial, la Comisión Europea dijo que la fusión de Daewoo Shipbuilding & Marine Engineering y Hyundai Heavy Industries Holdings generaría una «posición dominante con la nueva empresa, y reduciría la competencia en el mercado global de transportes de gas licuado».
La comisaria europea para la Competencia, Margrethe Vestager, dijo en una conferencia de prensa que el bloqueo a la megafusión fue decidida «dada la evidencia de los efectos negativos» de la iniciativa. Los técnicos de la Comisión Europea señalaron que la fusión crearía un grupo que tendría control de dos tercios del mercado mundial de buques de transportes de gas licuado.
«Los clientes europeos se quedarían con pocas alternativas a la entidad fusionada, ya que solo un puñado de competidores permanecería en el mercado», advirtió Vestager. La funcionaria destacó que «no importa dónde estén ubicadas las empresas fusionadas. Lo que importa es si compiten por la demanda en Europa».
Hyundai salió rápidamente al cruce de la decisión de la UE y abrió la puerta a una apelación ante la justicia europea. «La utilización de la cuota de mercado por parte de la Comisión Europea como criterio de evaluación no tiene valor probatorio, ya que la cuota de mercado en sí misma no es un indicador adecuado del poder de mercado de la industria de construcción naval», apuntó la firma.
La autoridad europea mantiene una rigurosa política en la defensa de la competencia comercial. En febrero del 2019 la Comisión Europea (CE) decidió prohíbir la fusión de las operaciones ferroviarias del grupo industrial alemán Siemens y su rival francés Alstom, al considerar que «dañaría» la competencia en los mercados de señalización ferroviaria y alta velocidad, tras constatar que las compañías no han ofrecido medidas correctivas «suficientes».
«Siemens y Alstom son dos puntas de lanza de la industria ferroviaria, sin medidas correctivas suficientes esta fusión hubiera supuesto un aumento de precios en los sistemas de señalización que garantizan la seguridad de los pasajeros y de los próximos trenes de alta velocidad», argumentó la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, al anunciar la decisión.
El Ejecutivo comunitario concluyó que la fusión daría lugar a un «líder indiscutible» en determinados mercados de la señalización ferroviaria y a un «actor dominante» en el campo de los trenes de alta velocidad, con lo que se restringiría las opciones de los clientes.
La fusión, anunciada con bombos y platillos en 2017, fue recibida como el nacimiento de un campeón industrial europeo muy necesario, una especie de Airbus en el sector ferroviario que haría frente a la competencia china.
El veto, que se esperaba, había enfurecido a París, donde los ministros presionaron duramente a favor de la fusión, considerándola como una medida necesaria para competir con la estatal CRRC china.
El ministro francés de Economía, Bruno le Maire, había calificado esta esperada decisión de «error», ya que, a su juicio, esta «servirá a los intereses de China», según dijo a la cadena France 2.
Siemens y Alstom lamentaron a través de un comunicado que las soluciones ofrecidas a la CE para la fusión, que a su juicio afrontaban todas sus preocupaciones respecto a la técnica de señalización y los trenes de muy alta velocidad, de más de 250 kilómetros por hora, hayan sido insuficientes para el Ejecutivo comunitario.
Según ambas compañías, algunas empresas europeas prestigiosas y bien establecidas habían mostrado un fuerte interés en el paquete de soluciones y confirmaron su viabilidad.
Siemens y Alstom manifestaron que están convencidos que la transacción hubiera creado valor añadido para el sector de la movilidad, la industria ferroviaria europea, los clientes, los viajeros y las personas que viajan diariamente en tren a su trabajo, sin perjudicar la competencia europea.
También hubiera permitido la creación de una empresa europea con capacidad de afrontar la creciente competencia de empresas que no pertenecen a la Unión Europea (UE) en una mirada directamente dirigida a China.
«Siemens va a estudiar todas las opciones para el futuro de su división Siemens Mobility y elegirá la mejor para sus clientes, empleados y accionistas», añadió la compañía alemana en el comunicado.
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