ARGENTINA

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Un nuevo «super ministro» de Economía, Sergio Massa, con escasa credibilidad política, para enfrentar el caos económico, financiero y social del país.
Massa, un político con escaso prestigio, presidente de la Cámara de Diputados hasta este momento, forma parte de la coalición gobernante donde mantiene un delicado equilibrio entre las partes, un sector del justicialismo radical que lidera la poderosa vicepresidenta Cristina Kirchner, otro sector más débil que responde al presidente Alberto Fernández, y grupos sociales del propio gobierno.
Massa logró ubicar a su esposa en la empresa pública Aysa, proveedora del agua potable en la región más poblada de Buenos Aires donde residen al menos de diez millones de habitantes. Aysa cuenta con un presupuesto voluminoso que gestiona Malena Galmarini, sin ningún antecedente en el tema específico ni tampoco en actividades vinculadas con la actividad empresaria.
Uno de los aportantes a la campaña de Massa es el proveedor de cloro de Aysa, según la prensa local
El nuevo funcionario prepara un conjunto de medidas para hacer frente a uno de los principales problemas de Argentina: una escasez crónica de dólares que ha hecho que la moneda estadounidense se dispare en los mercados cambiarios paralelos.
Se espera que Massa, dé a conocer incentivos a los exportadores del campo, así como políticas para atraer más inversión extranjera y captar ingresos adicionales por turismo, según personas con conocimiento del plan.
El lunes, Massa designó a Raúl Rigo, quien había renunciado hace apenas un mes junto con el exministro de Economía Martín Guzmán, para que regrese como secretario de Hacienda. Seguirá nombrando a los miembros del equipo en el transcurso del lunes y martes, y dijo que comenzaría a anunciar las políticas en una conferencia de prensa el miércoles después de que preste juramento.
El plan se está ultimando con un renovado sentido de urgencia. La brecha entre el tipo de cambio oficial y los paralelos alcanzó el mes pasado el nivel más amplio desde los días de hiperinflación de la década de 1989-1990, antes de bajar en los últimos días.
Las reservas de divisas son muy escasas, ya que los argentinos, por temor a una escalada de la crisis que cobró dos ministros de economía el mes pasado, siguen retirando dólares de sus cuentas.
Entre las medidas que se están considerando se incluyen algunas que apuntan a mejorar las condiciones que alentarían a los agricultores a vender sus cosechas, que es la principal fuente de divisas del país, dijeron las personas. Eso podría incluir algún tipo de incentivo fiscal para los agricultores, según una de las fuentes citadas, o la posibilidad de que puedan acceder a un tipo de cambio más débil que el oficial, dijo otra de las personas.
El equipo de Massa también está estudiando medidas para garantizar que las divisas que traen los turistas ingresen al sector financiero formal.
En un intento por reforzar la credibilidad del Gobierno en el exterior, Massa viajará a Washington, Nueva York, París y Catar durante la tercera semana de agosto para reunirse con inversores y acreedores internacionales, dijo una de las personas. El personal técnico del FMI se reunió la semana pasada con la predecesora de Massa, Silvina Batakis, quien solo duró tres semanas en el cargo.
En algún momento de esta semana, Massa tiene previsto reunirse con la poderosa vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Los inversores están atentos a ver si el peso político de Massa le permite implementar un marco económico más convencional al que la coalición gobernante se ha resistido hasta ahora, en particular recortes de gastos, una devaluación y menos emisión de dinero.
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