INTERNACIONAL

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Reino Unido, Alemania o Noruega continúan teniendo un enorme interés por el mercado inmobiliario español con las compras concentradas en zonas costeras, el imperio del sol, pleno Mediterrráneo según los expertos.
Pese a la complicada situación internacional y macroeconómica, la industria del ladrillo «no está en el epicentro de la crisis», como sí lo estuvo en 2007-2008, dicen en CaixaBank. Habrá algunas correcciones, pero las caídas en los precios no serán impactantes y la demanda externa seguirá siendo sólida.
Caixabank afirma que «no hay exceso de oferta inmobiliaria», lo que atenúa el riesgo de crash en el sector. De esta manera, los precios permanecerán estables o descenderán algunas décimas, pero no mucho más.
La entidad financiera también vaticina una cierta caída en la compraventa de viviendas, de las 600.000 al año actuales a las 500.000, aunque el consenso del mercado indica que no hay riesgo de quiebra inmobiliaria dado que el crédito promotor en la actualidad es poco menos que insignificante: el peso del crédito promotor es del 7,5% en los balances bancarios, frente el 23,6% de la anterior burbuja.
Por su lado, el saldo hipotecario es del 46% sobre PIB, frente el 63,6% de la crisis. Sólo el 8% de hipotecas están concedidas por encima del 80% del valor del inmueble, cuando en 2008 era un 18%. Y los préstamos a tipo fijo son un 60% del total, frente el 3% comparado.
En Londres las acciones alcanzaban mínimos de dos años el viernes, el dólar tocaba un máximo de dos décadas y los bonos volvían a venderse ante el temor de los inversores de que se produzcan mayores subidas de las tasas de interés para controlar la inflación, mientras que los activos del Reino Unido se desplomaron tras el anuncio de enormes recortes fiscales financiados por deuda.
Los activos del Reino Unido ya bajaban, pero ampliaron su caída después de que el nuevo ministro de finanzas británico dio a conocer una histórica agenda de recortes fiscales que hará que el endeudamiento del gobierno se dispare.
Los rendimientos de los bonos británicos se encaminaban hacia su mayor subida diaria en décadas, y los mercados monetarios preveían unas tasas de interés del Banco de Inglaterra de hasta el 5% para mayo del año que viene. La libra esterlina perdía un 2%.
El ambiente en los mercados ha sido agrio durante toda la semana, con los principales bancos centrales ofreciendo otras subidas de tasas de 350 puntos básicos para luchar contra la inflación, la intervención de Japón para apuntalar el yen y los sombríos datos del índice de gestores de compras del viernes, que apuntan a una desaceleración cada vez mayor en las principales economías.
Estados Unidos, Reino Unido, Suecia, Suiza y Noruega, entre otros países, subieron las tasas, pero fue la señal de la Reserva Federal de que espera que los tipos altos duren hasta 2023 en el país lo que provocó la última venta.
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