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El aumento de la canasta familiar con la falta de combustible, encendieron la mecha nuevamente. El domingo fue otra jornada de manifestaciones callejeras que transcurrieron sin incidentes pero conmovieron a la población.
Las manifestaciones ocurren en plena crisis social después de tres semanas de una huelga en las refinerías que ha provocado el desabastecimiento de gasolina en el país.
Fue otra demostración de fuerza de los partidos de izquierda que en esta oportunidad obtuvo el respaldo de asociaciones que buscan mantener la presión contra el gobierno por la huelga en refinerías del grupo TotalEnergies.
El principal objetivo era llamar la atención sobre la difícil situación de los trabajadores que se enfrentan a un aumento del costo de vida ─la inflación fue del 5,6 por ciento interanual en septiembre─ y criticar la falta de acción política contra el cambio climático.
«Vamos a tener una semana como no se ve muy a menudo», dijo el líder del partido de izquierda radical, La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélénchon que tuvo un escaso apoyo electoral.
Varios sindicatos convocaron para el martes una jornada nacional de huelgas, que se prevé afectará al transporte por carretera y ferroviario y al sector público. «Todo se está juntando. Empezamos con esta marcha, que es un éxito inmenso», dijo Mélénchon.
Según los organizadores, 140.000 personas participaron en la manifestación. La policía, en cambio, calcula que fueron 30.000 personas. Algunos manifestantes llevaban chalecos amarillos, símbolo de las protestas antigubernamentales de 2018 que desafiaron, sin mayor suerte, al gobierno del presidente Emmanuel Macron.
Según un periodista de la AFP, la protesta transcurrió sin enfrentamientos graves, aunque se produjeron algunos altercados entre manifestantes y policías.
Las requisas impuestas por el gobierno de Francia, para paliar el desabastecimiento de combustible provocado por una huelga en refinerías, llevaron el jueves a varios sindicatos a convocar un paro generalizado el martes para defender los derechos de los huelguistas.
Cuatro sindicatos, entre ellos la CGT y FO, y varias organizaciones juveniles llamaron a una huelga general el martes «por el alza de los salarios y la defensa del derecho de huelga», anunciaron en un comunicado.
El detonante vino de la decisión de un gobierno bajo presión de movilizar obligatoriamente a trabajadores en huelga de dos depósitos de combustible.
A fines de septiembre, los trabajadores de dos refinerías de Esso-ExxonMobil y cuatro de TotalEnergies lanzaron un paro para reclamar un alza salarial, en un contexto de inflación y de beneficios extraordinarios de los gigantes energéticos según Afp.
Aunque un 54% de los franceses estiman que sus reivindicaciones son legítimas, según un sondeo de Odoxa para el diario Le Figaro, dos tercios de las personas interrogadas apoyan las requisas y siete de cada diez aseguran que la huelga les afectó.
*Imagen ilustrativa.
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