INTERNACIONAL

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La delegación de la Unión Europea (UE) en Israel anunció este lunes la cancelación de una recepción diplomática prevista para el martes en ocasión del Día de Europa, debido a la decisión del Gobierno israelí de enviar al ultraderechista ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, como su representante.
«La Delegación de la UE en Israel espera celebrar el Día de Europa el 9 de mayo, como lo hace todos los años. Lamentablemente, este año hemos decidido cancelar la recepción diplomática, ya que no queremos ofrecer una plataforma a alguien cuyas opiniones contradicen los valores que defiende la Unión Europea», expresó la delegación en un comunicado.
«Sin embargo, el evento cultural del Día de Europa para el público israelí se mantendrá con el fin de celebrar con nuestros amigos y socios en Israel la fuerte y constructiva relación bilateral», agregó el texto, en alusión a un evento cultural en Tel Aviv abierto al público general.
Este anuncio llega tras una reunión, en el día de hoy en Israel, de embajadores de países miembros, y poco después de que Ben Gvir confirmara ayer su participación en el acto previsto para mañana en Tel Aviv, desatando una fuerte polémica.
«El ministro cree que, incluso si los representantes de la UE no apoyan sus puntos de vista, entienden muy bien que Israel es una democracia donde se permite escuchar diferentes opiniones», dijo ayer un comunicado de la oficina del ministro, en alusión a una presunta solicitud de la UE al Gobierno israelí de que enviaran a otro representante.
Además, adelantó que Ben Gvir tenía planeado abordar en su discurso «la importancia de la guerra conjunta contra el terrorismo» así como «pedir el fortalecimiento de la cooperación y enfatizar la necesidad de unirse en torno a la lucha contra la yihad y los terroristas».
Por lo general, es el ministro de Exteriores quien acude a este evento anual y da un discurso por el Día de Europa, pero su titular, Eli Cohen, está esta semana de visita oficial en la India, por lo que la Secretaría del Gobierno seleccionó a Ben Gvir ─del partido supremacista y antiárabe Poder Judío (Otzmá Yehudit)─ para que asistiera al acto en su lugar.
El ministro representa al ala más extremista del actual Gobierno, integrado además por otras facciones de extrema derecha, por dos partidos ultraortodoxos y por el derechista Likud, liderado por el primer ministro, Benjamín Netanyahu.
Desde la formación del actual Ejecutivo, a fines de 2022, Ben Gvir ha impulsado políticas como la pena de muerte para «terroristas», endurecido las condiciones de los presos palestinos en las cárceles israelíes e impulsado la creación de una Guardia Nacional a su cargo, entre otras cuestiones.
Con este historial, varios socios de Israel en la comunidad internacional, desde EE. UU., hasta los países de la UE, como países árabes con los que mantiene relaciones diplomáticas, han expresado a Israel su deseo de no mantener contactos directos con Ben Gvir, según medios.
Las celebraciones del 75 aniversario de la instauración del Estado de Israel se ven ensombrecidas este año por las protestas masivas contra los planes de reforma judicial del gobierno. Se trata de una de las mayores crisis en la historia de este país, que tantas crisis ha vivido.
En realidad, el moderno Estado de Israel nació en medio de una crisis. Cuando David Ben-Gurión lo proclamó, el 14 de mayo de 1948, ya se libraba una guerra entre judíos y árabes desde hacía meses.
Para los judíos, la proclamación de un Estado propio fue como una redención. 1948 está estrechamente ligado a 1945, año en que terminó el Holocausto en Europa, como explica el sociólogo israelí Natan Sznaider en conversación con DW. «Fue como una resurrección. Pienso que no es solo una narrativa oficial, sino que también la comparte la mayoría de los israelíes; es decir, la fundación del Estado se sintió casi como un acto teológico de liberación».
Apenas tres años antes de la fundación de Israel había terminado el asesinato masivo y sin precedentes de los judíos europeos. Seis millones fueron asesinados o librados a la muerte en los campos de exterminio nazis. En 1947, las Naciones Unidas, incluyendo a la Unión Soviética, recomendaron un plan de división de Palestina, que se encontraba bajo mandato británico. Este plan contemplaba la creación de un Estado judío y uno árabe. Los representantes judíos aceptaron, pero los árabes no. Se desató entonces una guerra civil, con violencia por ambas partes.
El sueño de un Estado judío era, sin embargo, más antiguo. El representante más conocido de la idea sionista fue Theodor Herzel, quien, ante el creciente antisemitismo imperante, sobre todo en Francia, escribió en 1896 el libro «El Estado Judío».
«De acuerdo con la visión sionista, los judíos son en primera línea un pueblo, una nación, y no una religión, y así como otras naciones, también ellos merecen una patria y su soberanía estatal», explica el historiador Michael Brenner, director del Centro de Estudios de Israel de la Universidad Americana de Washington D.C.
En los años siguientes, el movimiento sionista ganó apoyo. En 1917, en la Declaración de Balfour, los británicos prometieron interceder por una patria para el pueblo judío en Palestina. La declaración fue formulada en términos vagos, y los británicos alimentaron también las esperanzas de los árabes de Palestina de contar con un Estado propio.
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